Vivir y trabajar en el extranjero, cuando aún eres estudiante, suena un poco a desafío. Principalmente, porque la vida estudiantil es bastante sacrificada y no te da espacio para hacer muchas cosas. Sin embargo, existe una alternativa de intercambio que puedes realizar, precisamente cuando no estás preocupado de tus estudios, o sea, en tu receso académico (diciembre a marzo) y es el famoso Work and Travel USA.
Si bien, este es un programa para trabajar durante el verano en EE.UU., no es igual a trabajar en Chile, porque todo, absolutamente todo, cambia: el país, la comida, las personas, el entorno, el clima, la cultura, todo es totalmente diferente, especialmente si es la primera vez que viajas o la primera vez que trabajas.
¡Básicamente, extrañas todo, especialmente a tu familia, pero no por mucho tiempo!
Conocí este programa gracias a un compañero de universidad. Estábamos sentados en la biblioteca cuando observé que miraba una página con distintas alternativas de trabajo. Le pregunté: ¿qué haces? y su respuesta marcó para mí un antes y un después.
Él respondió: postulé a un programa para trabajar en EE.UU. durante el verano y ahora debo elegir el trabajo al que aplicaré. Puedo escoger entre trabajar en un hotel, un casino, un centro de ski, etc y me pagarán por hora. Cuando termine la temporada pienso recorrer EE.UU… Y yo, queeeee!! ¿cómo es que no me enteré de que existía algo así? Le pregunté: ¿dónde firmo? a lo que él respondió ¡uy, si quieres viajar este año, tienes que hacer el proceso ya, porque mañana cierran inscripciones! Salí corriendo hacia mi casa para contarle sobre esta maravilla a mis papás, ya que ellos costearían el viaje. Luego de varias horas de arduo trabajo de convencimiento, mis papás accedieron a dejarme ir, así es que, en menos de un mes, ya estaba viviendo y trabajando como vendedora de waffles en una cabañita en mitad de un centro de Ski en Vermont.
Era la primera vez que viajaba, no tenía experiencia trabajando y ni hablar de mi inglés (entendía casi todo, pero no hablaba casi nada) entonces, cuando llegué a EE.UU, me sentí bastante fuera de lugar. Eso duró hasta que me pagaron mi primer sueldo (15 días después de haber llegado) ahí aprendí varias cosas, entre las que más recuerdo podría nombrar:
Antes de ir al supermercado es necesario hacer una lista porque podrías estar un mes entero buscando lo que necesitas en esos supermercados tipo cuidad que tienen los gringos, donde hay un pasillo entero solo para un tipo de producto, y ni hablar de las tentaciones a 1 dólar que colocan sabiamente al lado de la caja registradora, para que no tengas tiempo de decir que no, a pesar de que ya te sientes suficientemente mal por comprar cosas que no necesitas como los Gummy Bears y las cajas de medio Kilo de M&M.
Ordena tus gastos, porque con tanta tentación, puede que no sepas qué rayos pasó con tu dinero en un lugar donde existe el Dólar Tree, los outlets y donde todo es más barato que en tu país, a excepción de la comida saludable, ¡claro!
Cuando regresé a mi país, luego de mi primera temporada trabajando en un centro de Ski en EE.UU. (porque hubo muchas) además del peso extra que traía en la maleta, me devolví con peso extra en lo que los gringos llaman Muffin Top (cuando viajen entenderán a que me refiero, pero está directamente relacionado con los descuentos del supermercado).
Pero más allá del cambio físico, que se fue una vez que llegué a mi país, este viaje me cambió en demasiadas formas. La experiencia que gané trabajando en un centro de ski cinco días a la semana, con días libres para aprender a esquiar o viajar, no la cambio por nada. Conocí gente de diferentes países, quienes me abrieron los ojos a querer seguir viajando. Hoy día conozco más de 20 países, y todo inició con un Work and Travel.
No es difícil tomar la decisión de realizar este programa, el proceso es bastante simple porque la agencia lo hace todo. Tú solo te debes preocupar de dejar de lado el miedo y lanzarte a vivir una experiencia que, sin duda, cambiará tu vida.
